Despertar cada mañana y pensar inevitablemente en alguien, la persona que amas, puede ser muy motivante.
Te ayuda a llegar temprano al trabajo, a terminar tus labores pronto a hacer ejercicio con más entusiasmo.
Pensar en ella cada mañana, cuando sabes que la tienes, es bueno. Pero el caso contrario es inversamente proporcional.
Pensar cada mañana inevitablemente en alguien que amas pero que no te corresponde, vuelve el día lento, llena las tardes de suspiros y los recuerdos te quitan las ganas de hacer cualquier cosa.
Afortunadamente, mi caso no es ninguno de los dos.
Si, pienso en ella por las mañanas, y los jueves como hoy, en los que con algún soso pretexto se libra de mi invitación al cineclub, me hacen entender que no soy correspondido.
Pero mi mal no es el de los descorazonados, el proyecto de los 100 días me motiva, cada obstáculo lo vuelve más interesante, más arriesgado. A pesar de su extraño comportamiento saber que cada día tengo menos tiempo para conquistarla me hace despreciar los desaires y valorar más cada vez que cede.
Hoy no la vi, mañana viernes tal vez.
Soundtrack: Bjork, “All is full of love”
http://www.youtube.com/watch?v=EjAoBKagWQA&feature=grec
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