martes, 16 de febrero de 2010

Día 10. De cómo inició todo.

Ella solía estar todas las tardes atendiendo su barra de café, y yo, buscaba pretextos mil para arreglar asuntos ahi; citas de negocios, platicas con amigos, etc.

Comencé a hablarle y después de varias semanas, la invité a salir.


Nervioso y emocionado, sufrí la espera de nuestra primera cita, cancelaba de último minuto, olvidaba llegar, me plantaba bajo la lluvia de febrero. Hizo eso varias veces. Hay algún placer en saber que hay alguien, en un lugar esperando a que llegues y tu sabes que no vas a llegar?
Hasta que un día, uff! Logré estar sentado frente a la seductora chica de la barra, en un café diferente al de ella.

La tenía frente a mi, hermosa castaña de ojos marrón y labios de vino tinto.

Yo, nervioso y tímido, buscaba agradarla. Ella, sofisticada y misteriosa como siempre, reía de todas mis bromas y tontadas, y poco a poco, me dejaba descubrir, qué había detrás de su aparente seriedad permanente y su imagen de mujer inalcanzable.

Esa tarde, dos cafés expressos cerrarían el contrato para compartir cientos de atardeceres, de vino tinto, mate y cine de arte, de cenas con berenjenas y de amaneceres en el asiento trasero del coche junto a la carretera.

El día 10 llamó!

Me llamó por teléfono! Oír su voz después de tantos días de comunicación satelital vía celular es algo raro.
Llamó para aclarar lo de su asunto de dinero.

“No necesito que me pagues ahora, está bien. Puedo esperar”.

Platicamos algunas cosas y me dijo que estaba enferma, laringitis o algo así, guardará reposo por días.
Carajo! Eso es malo para el proyecto, tengo que verla pronto.

Soundtrack: Mil horas, Calamaro


http://www.youtube.com/watch?v=O2bloDrA8dc

2 comentarios:

  1. laringitis es buena excusa para flores, tarjeta... Haciendo reposo estara feliz de recibir pequeños detalles q la alegren, y no le quedara excusa para no verte al salir de la cueva...

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